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Estudios sobre la muerte del último caudillo Inga

Para comenzar con este trabajo sobre “la visión de los vencidos” en la obra La tragedia del fin de Atahualpa es necesario hablar un poco sobre la población inca. Mucho se ha escrito de este pueblo, el Inca (Inka o Inga), pero lo que voy a exponer en este breve estudio dista mucho de versiones oficiales, siendo esta una breve profundización de esa verdad intrínseca que se exime cuando la profundidad de la temática remueve los pilares de la “Verdad”. Las especulaciones vertidas sobre este campo, el de la verdadera revelación de los pueblos precolombinos, son numerosas, prevaleciendo la infamia de la literatura “oficial”, pretendiendo imponer ante todo una ÚNICA VERDAD sin dar opción a una revisión histórico-socio-lingüística de lo acontecido por los verdaderos pobladores de “Las Américas”, o como bien diría el Profesor Jacques de Mahieu, Huitramannaland .

Antes de pasar a exponer la muerte de Atahualpa, deseo hacer hincapié en lo anterior, lo que aconteció previo a la caída, el hundimiento y muerte de este caudillo… la historia del pueblo de Atahualpa, el pueblo Inca (o de Inca).

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Pedro de Cieza de León, en Las Crónicas de América mantiene que en Perú se distinguieron dos tipos distintos de indios, unos de carácter indómito y otros domésticos: “Muchos se espantan de cómo estos indios, teniendo muchos de ellos sus pueblos en partes dispuestas para conquistarlos, han salido tan indómitos y porfidiados… A lo cual diré que todos los indios sujetos a la gobernación de Popayán han sido siempre behetrías . Son flojos, perezosos y sobre todo aborrecen el servir y estar sujetos… Por esto sirven cuando quieren y es en su mano la guerra o la paz… Los del Perú sirven bien y son domables porque tienen más razón que éstos y porque todos fueron sujetos por los reyes ingas, a los cuales dieron tributo, sirviéndoles siempre, y con aquella condición nacían…”.

Visión que el Prof. Jacques de Mahieu modificó tras los estudios realizados a lo largo del continente americano. El diplomático y escritor chileno Don Miguel Serrano hace también referencia a la misma teoría que denominaremos “El Retorno de los Dioses Blancos…”

Las leyendas sobre los Dioses Blancos son algo que podemos comprobar con énfasis a lo largo de todo el continente americano, desde Tenochtitlán hasta la provincia de Bio-Bio en el sur de Chile.

En una de las conversaciones que mantuvo Irene Klatt con el diplomático chileno Don Miguel Serrano, le narró la siguiente historia sobre el Impero Azteca: “Desde hacía mucho tiempo que los aztecas esperaban el retorno de Quetzalcoatl, el Dios Blanco, el Hombre-Dios… que había prometido retornar… Más, el que venía en esa casa flotante era Hernán Cortés, barbado y blanco como el mítico Quetzalcoatl… Moctezuma no le combatió y él destruyó el Imperio de Tenochtitlán”.
Pero la historia es vinculante hacia lo acontecido en el Perú, Irene prosiguió narrando: “Quetzalcoatl no volvió más, se trasladó al otro extremo del mundo y reconstruyó el Imperio de Tiahuanacu, con los ‘atumarunas ’, los verdaderos autores de los ‘caminos del Inka’ ”.

La causa por la cual me he visto motivado a narrar estos dos enfoques sobre el Imperio Inca, el del colonizador hispano y la historia a posteriori de la “mitología precolombina”, es ni más ni menos que la idea de extraer la conclusión más clara sobre los antecedentes de la “visión de los vencidos”, o mejor dicho, parte de su Welstanchauung para llegar a comprender el ocaso (en parte voluntario) de esa gran civilización, provocado bajo las manos usurpadoras del colonialismo hispano-católico.

La idea, por parte de una cultura avanzada con ascendencia elevada en la jerarquía del pueblo, que versa sobre el retorno de los Dioses Blancos, motivó que en parte, la zona más evolucionada, la cual permanecía fiel a su tradición, se desprotegiera e incluso recibiera con manos abiertas a los colonizadores. Creyendo de esta manera, que era Viracocha el que venía pues, en todo momento, la leyenda del retorno de Viracocha o Wiracocha estaba plasmada en la mitología Inca, más bien, y por lo comprobado sobre casi toda la cultura precolombina, citando al profesor C. G. Jung me atrevería a decir que se hallaba inmersa en el inconsciente colectivo de los habitantes de Huitramannaland. Quizás lo que mentó como mitología o el uso del inconsciente colectivo, no dejan de ser conclusiones falsas o una suma de la realidad cognoscible, puesto que por una vez podríamos estar hablando de que esos Dioses existieron como entidades físicas, quizás siglos antes de la llegada de los españoles .

En todas las antiguas leyendas de los pueblos de los Andes aparece un individuo barbudo, de piel blanca, envuelto en halo de misterio. Aunque sea conocido por distintos nombres en diversos lugares, se trata siempre de la misma figura: Viracocha.

Esa fe inquebrantable de la mayor parte del pueblo Inka, fue la que motivó a una rendición sin condiciones y proporcionó a los conquistadores de Pizarro la ventaja estratégica y psicológica que necesitaban para dominar a las fuerzas incas, numéricamente superiores.

Por otro lado encontramos esos pueblos que, como bien narra Pedro de Cieza de León, no les importa combatir porque no aceptan ningún tipo de caciquismo, quizás por vivir de una manera… ¿“anárquica”?

Claramente la falta de Tradición, Orden, Disciplina, Cultura,… les hace en este caso menos débiles en cuanto al sometimiento frente al enemigo, pero de nada les sirve, pues realmente y a pesar de las narraciones sobre dicho pueblo, su decadencia era inevitable por carecer de principios básicos, por lo que a la larga, si no debido es al Imperio Hispánico hubiesen involucionado por propia inercia, demostrado esta, que a pesar de su altivez carecían de estrategia frente a los colonizadores.

Caso contrario es el del protagonista del trabajo, Atahualpa, siendo un caudillo Inka, que como tal, hizo uso de todos los medios posibles para frenar al enemigo invasor, y por inferioridad tecnológica sucumbió ante Pizarro, no antes de haberle derrotado en una gran batalla. Posteriormente le dieron muerte y sepultura bajo el rito católico.

Ya nombraban los cronistas su bravura y carácter indómito: “… Atahuallpa cruel y vengativo;…hombre de más ánimo y esfuerzo….…se determinó de reinar, y por ello quebrantar las leyes que sobre ello a su usanza estaban establecidas por los Incas”.

Esta pues, es la tercera y última visión de los vencidos, la visión de Atahualpa el último caudillo Inka, que englobó la bravura y la cultura.

Esta es una introducción a un trabajo de próxima aparición que ha suscitado numerosas atenciones en la Universidad de Alicante, donde se presentó en Mayo del presente año. Es el presente un estudio sobre el ocaso crepuscular que aconteció a las distintas facciones de un pueblo… que ciertos historiadores y estudiosos del tema afirman que comenzó a forjarse en el siglo VI y terminó con la muerte de Atahualpa y la última venida de “los Dioses Blancos”.

Estudios sobre la muerte del último caudillo Inga, (Introducción)
Universidad de Alicante, Mayo del 2009

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