Contador de visitas

El hombre y la televisión

Que la masa sea quien impere con su espíritu hedonista y vanidoso es algo que nos recordó Ortega y Gasset hace tiempo. No fue una novedad antaño ni ahora, pues a través de la experiencia llegamos a observar su enigmático comportamiento simplemente en el lugar donde habitamos o nuestros más próximos vecinos.

Que diría este gran sabio al ver con noble* visión, la gran decadencia que vaticinaba en sus escritos, y que gracias a las autopistas de la “información” como la televisión hemos visto de forma acelerada.

La televisión, una herramienta que nos permite ver a tiempo real o grabado, todos los acontecimientos que nos rodean aquí o en cualquier parte del mundo. Con este aparato somos capaces de conocer sin la necesidad de percibir las cosas. Un invento magistral de la comunicación, capaz de plasmar y compartir el arte o cualquier otra genialidad creativa en todos los lugares de la tierra habidos y por haber. Éste es el uso que debemos o debiéramos darle a este magnífico invento actualmente corrompido, descompuesto y defenestrado de su verdadera utilidad.

¿Qué es hoy la televisión? Es la podredumbre de la civilización, una descomposición fecal reflejo de una sociedad materialista y no ya ignorante, sino consciente de su propia hez interior que no lucha por salir de la mediocridad, si no que se rebozan en el fango cual cerdos** felices de su propia destrucción.

Hoy la televisión abarca en un porcentaje altísimo la atención del hombre-medio que adora este singular “aparatejo”. Los productores de este medio saben muy bien cuáles son las preferencias de esta masa inerte, que busca un relleno en sus almas vacías de un material también inerte que lo corrompe hasta límites universales.

Días antes de la elaboración de éste escueto artículo, “navegando” por la “red”, de la que se hablará en otro momento, encontré un video del curioso y enigmático periodista Fernando Sánchez Dragó donde hace una fuerte crítica a lo que se denomina televisión basura. De basura podemos etiquetar el 90% de los programas emitidos a excepción como es menester de los programas didácticos y algunos de índole ociosa que no tienen por qué ser dañinos para el alma.

Como lo expuesto por Gasset años atrás no es nuevo, tampoco puedo decir que esto lo sea, pues los años transcurridos desde la aparición de la televisión hasta la actualidad son más que suficientes para evidenciar el desastre moral y anímico ocasionado por la llamada “caja tonta”, solo que en la actualidad el carácter pueril y chabacano que ha tomado es demencial. ¿Cómo un pueblo, que no puede llamarse así porque está por debajo del escalafón evolutivo que le corresponde, puede idolatrar y divinizar a seres, y digo seres por ser benévolo, como “Belén Esteban”, una pseudo-mujer y no dama, que su máxima acción vital ha sido olisquear la banal bragueta de un torero?

Aun viendo la pésima idiosincrasia de una sociedad-masa, se opta por el camino del pesimismo positivo que conduce a una misantropía para con el pueblo, una paradoja propia de la locura de la minoría más cuerda que queda en este mundo.

*Entiéndase el sentido etimológico de la palabra
**Nuevamente se exculpa al pobre animal por su actuación instintiva.

3 comentarios:

  1. Pues que razón tienes camarada al descomponer y plasmar la realidad televisiva, que impera en nuestra sociedad.
    Con esta reflexión, tan sólo debemos extraer que ruindad dirige el alma del Hombre actual, ya ni tan solo se digna a intentar evadirse y elevarse por encima de la mediocridad sino que se regocija en ella, sintiéndose cómodo y realizado

    ResponderEliminar
  2. Muy buenos articulos, me suscribo a tu blog

    ResponderEliminar
  3. Suscribo y aplaudo estas opiniones y felicito al autor del artículo.

    ResponderEliminar