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El Arte como sublimación humana


Es la huella de los Genios la que eleva a la Comunidad sobre la mediocridad mundana y esa huella cala con mayor profundidad cuando no se queda en simples hechos externos que atañen al hombre sino que ahonda en lo más profundo de sus entrañas naciendo del Espíritu y cautivando el Alma de todo un pueblo…

El Arte representa los esfuerzos del Espíritu cautivo por acercar su receptáculo corpóreo a Dios. Así pues, el Arte es la más elevada de las prácticas humanas que, llevado a término por la grácil mano de un genio, posiciona a la estirpe en la que se encuadra el artista varios escalones por arriba en la pirámide de la humanidad…

Quisiéramos dejar constancia de que cuando nos referimos al Arte lo hacemos en todas sus facetas, sin detrimento o menoscabo de una modalidad frente a otra. Músicos, compositores, cineastas, escultores, fotógrafos, pintores, militares, escritores, artistas marciales, filósofos, arquitectos, ingenieros, poetas y un largo etcétera que no extenderé por no dejarme ninguno, forman la gran paleta artística de los Hombres con mayúscula.

Son la admiración, el estudio, la contemplación y la práctica de las modalidades artísticas una obligación que todo amante de su pueblo debería aplicar en su vida cotidiana pues, a sabiendas de que la genialidad es una gracia divina otorgada a unos pocos elegidos, todos debemos contribuir al desarrollo de las bellas artes en una sociedad que premia la fealdad con el aún más horrendo premio del dinero pervirtiendo así el buen nombre del Arte.

Altruismo, humildad, dedicación, voluntad, esfuerzo, sacrificio, sensibilidad y entrega son, junto al desprecio por la materia, las premisas que definen el Alma de un amante del Arte.

Nuestro Estado ideal debería ser orquestado y dirigido por artistas de la política, no por mediocres. El Estado ideal puede bien definirse como el Estado Artístico, donde son los más capaces, los genios, los que gobiernan gracias a sus cualidades innatas y depuradas mediante la adecuada formación, no los títeres actuales que son marionetas de un enorme y grotesco Circo financiero…

Artistas, deportistas, genios, especialistas… ¡Eso es lo que requiere la revolución en lugar de tanto chulo mamporrero, de tanto gerifalte de tres al cuarto y de tanto grupúsculo marginal con aires de populismo y grandilocuencias!

Soñemos con que llegará el día en que clavaremos la batuta de un director renombrado en el entrecejo de todos aquellos soplagaitas que se llevan el brazo doblado al pecho, contra el corazón, después de poner cara de perros malhumorados mientras emulan poco castrensemente el saludo romano… ¡Menos cachiporras y más pinceles es lo que hace falta en esta Europa decadente!

Recordad: La pluma es más fuerte que la espada… siempre que al diestro del sable no le dé por redactar versos en prosa con la punta de su mandoble ungido y aun chorreante de la sangre del poeta enemigo…

Salve et Victoria!

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